Nos estamos jugando el alma de nuestra democracia

15 de Agosto de 2018

La gravísima situación que atraviesa la Administración de Justicia, dada la información vertida por la Procuradora Kenia Porcell, de que los magistrados de la Corte Suprema están sujetos a presiones, chantajes, sobornos, etc., que comprometen e impiden su capacidad para actuar como operadores de justicia independientes, eficaces y con apego a la ley, se suma a una larga lista de irregularidades que han erosionado por completo la confianza ciudadana en las instituciones de justicia.

El escándalo que hoy involucra a la Procuradora y a los magistrados Hernán De León y José Ayú Prado, no puede ser enfrentado por el Órgano Judicial, pues carece de las estructuras de integridad y ética necesarias, que debieron crearse con la aplazada implementación de la carrera judicial.

Frente a esta realidad quedan pocas vías que de verdad logren cambios efectivos: que los magistrados mencionados renuncien; que el magistrado que fue sometido a presiones las denuncie, como es su obligación ante cualquier intento de obstrucción de la justicia; que el ejecutivo nombre una comisión independiente, nacional e internacional, que pueda llevar a cabo las tareas que obviamente no hemos sabido realizar para enderezar la justicia.

Si los corruptos se salen con la suya de lograr la impunidad gracias a este caos generado en el Órgano Judicial, entonces estaremos renunciando a nuestra democracia.

Para la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana, Capítulo Panameño de Transparencia Internacional, la solución requiere de la persistente participación de una ciudadanía informada y responsable.

Panamá, 15 de agosto de 2018.