A propósito del IPC2019 de Transparencia Internacional: ¿Déjà vu?*

24 de Enero de 2020

Por: Dr. Carlos Barsallo

Presidente de la Fundación para el

Desarrollo de la Libertad Ciudadana

 

 

“Déjà vu (/deʒa vy/, en francés ‘ya visto’) es un tipo de paramnesia del reconocimiento (en contraposición a las paramnesias del recuerdo) de alguna experiencia que sentimos como si se hubiera vivido previamente. Básicamente trata de un suceso que sentimos que ya vivimos, pero en realidad no. Existen casos muy raros y en algunas personas suele pasar muy seguido en los sueños”, nos dice Wikipedia.

 

Esto es lo que probable y lógicamente les pasará o sentirán algunos viendo los resultados de Panamá en el Índice: nos concentraremos en el número: 36, donde lo óptimo es 100, y en la posición 101, de un total de 180 países. Nos compararemos con nosotros mismos en años anteriores. Veremos que descendimos un punto en la calificación del año 2018, cuando teníamos 37 puntos y 8 puestos en el rango mundial, cuando éramos 93 de 180 países y ahora somos 101 de 180 países.

 

Los últimos resultados de Panamá han sido los siguientes:

 

Nos compararemos con otros países vecinos, amigos, competidores:

 

El mejor, el número 1: Dinamarca con 87 puntos.

El peor: Somalia, número 180 con 9 puntos.

 

En el Caribe veremos centros de servicios extraterritoriales -como se les llaman—

y competidores en algunos rubros con Panamá:

 

Bahamas, número 29 con 64 puntos.

Barbados, número 30 con 62 puntos.

 

Veremos al país que siempre es referencia para algunos del patio: Singapur, número 4 con 85 puntos.

 

Veremos el mejor de Latinoamérica: Uruguay, número 21 con 71 puntos.

 

Chile, número 26 con 67 puntos.

 

Colombia, el vecino a la derecha, número 96 con 37 puntos.

 

Costa Rica, el vecino a la izquierda, número 44 con 56 puntos.

 

Todos con mejores resultados que Panamá.

 

Encontraremos consuelo en Venezuela, número 173 con 16 puntos.

 

Veremos un Panamá empatado en un grupo, tan interesante como heterogéneo, con Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Perú, Tailandia, todos con 36 puntos y todos en posición 101 de 180.

 

Es normal y comprensible este ejercicio, pero puede que perdamos de vista otros elementos iguales o más importantes, tales como:

 

  • ¿Por qué estamos cómo estamos, casi estancados en el puntaje desde hace 7 años y ahora bajando en 8 posiciones?
  • ¿De qué sirve lo poco o mucho que hagamos, si desde hace 7 años o más estamos haciendo leyes, autoridades, manuales, cursos, etc.?
  • ¿Lo que estamos haciendo es efectivo o eficiente?
  • ¿Qué queremos realmente lograr?
  • ¿Por qué esto es importante?
  • ¿Podemos cambiarlo?

 

Las respuestas a esas preguntas, son claves.

 

Por qué estamos cómo estamos comienza por entender que así nos ven (perciben) desde afuera en 7 de las encuestas de expertos que se usan para Panamá, de las 13 fuentes de datos que sirven para construir el Índice de Percepción de Corrupción tabuladas por Transparencia Internacional, y que incluyen:

  • Economist Intelligence Unit Country Risk Service 2019.
  • Freedom House Nations in Transit 2018.
  • Global Insight Country Risk Ratings 2018.
  • IMD World Competitiveness Center World Competitiveness Yearbook Executive Opinion Survey 2019.
  • The PRS Group International Country Risk Guide 2019.
  • World Bank Country Policy and Institutional Assessment 2018.
  • World Economic Forum Executive Opinion Survey 2019.
  • World Justice Project Rule of Law Index Expert Survey 2019.

Es importante recordar nuevamente qué se mide en este índice y entender por qué nos perciben como nos perciben. Se mide únicamente lo siguiente:

  • Soborno
  • Desviación de fondos públicos.
  • Usos de fondos públicos para ganancia personal.

 

De estos 3 temas, son múltiples los casos que se conocen en Panamá.

 

  • Son múltiples nuestras quejas locales.
  • Captura del estado.
  • Habilidad del gobierno para hacer cumplir mecanismos de integridad. No se observa de forma clara.
  • La efectiva investigación y castigo de funcionarios corruptos. No observamos los resultados. El reto es investigar y procesar funcionarios en  gobierno y no cuando no son gobierno.
  • La existencia de leyes adecuadas en revelación de información financiera, prevención de conflicto de intereses y acceso a la información. No son adecuadas y no se previenen el conflicto de intereses. En cuanto acceso a la información deben reconocerse avances desde la Ley de Transparencia aprobada hace 18 años.
  • Protecciones legales para denunciantes, periodistas e investigadores. No existen como tales.

Debemos siempre recordar lo que no se mide en este índice. No se debe confundir.

 

No se mide:

 

  • La percepción de los ciudadanos ni sus experiencias directas con la corrupción pública. Esa la medimos recientemente con el Barómetro Global de Corrupción, que mide la “pequeña corrupción” o la experiencia directa de los ciudadanos cuando recibe servicios del Estado.
  • Ni el fraude o evasión fiscal; que recién hemos aprobado como delito penal a exigencias de la OECD para lograr mejorar en transparencia fiscal.
  • Ni a los facilitadores de corrupción: abogados, contadores, asesores, que no son objeto particular de atención, investigaciones ni sanciones.
  • Ni el blanqueo de capitales; donde estamos en la lista gris del GAFI.
  • Ni ningún tipo de corrupción del sector privado; donde tenemos la figura del soborno privado en el Código Penal desde el año 2010, pero de escaso o nulo uso.

 

¿Es efectivo o eficiente lo que estamos haciendo? Evidentemente no, sirve para mantenernos en el status quo, pero no para realmente mejorar.

 

Si lo que hacemos no es ni efectivo ni eficiente, no significa que debamos de dejar de hacerlo, pero significa que debemos hacer más y diferente.

 

Es un asunto de objetivos y de voluntad para alcanzar los objetivos. No son slogans, ni palabras. Son acciones. Es cultura. Es una forma diferente de hacer las cosas. La frase trillada y cliché que se le atribuye a Einstein de que es de locos esperar resultados diferentes si hacemos las cosas siempre igual, es particularmente relevante en este punto.

 

¿Por que todo esto es importante? Esto es importante ya que afecta la integridad política. ¿Qué significa integridad política? Para Transparencia Internacional: “Es la cualidad de cuestionar y ejercer el poder actuando consistentemente en el interés público y proporcionando acceso igual, abierto y significativo a las partes interesadas afectadas antes de llegar a la toma de decisiones.”

 

“Incluye dimensiones tales como el financiamiento de la política, el cabildeo o lobby, la transparencia del proceso de hacer políticas públicas, la participación ciudadana, el pluralismo político. El riesgo de captura del estado.”

 

Hay una relación clara entre la política, la integridad política y la corrupción.

 

Los países que tienen mejor resultados en el Índice de Percepción de Corrupción también tienen regulaciones más fuertes y mejor cumplidas en materia de financiación de campañas políticas y hacen mayores consultas en las decisiones de políticas públicas.

 

¿Podemos y debemos cambiarlo?

 

La pregunta clave es ¿cómo?: Participando más como ciudadanos.

 

¿Qué es inútil? ¿Qué no se puede? ¿Qué todo está perdido? Eso solo es cierto y seguro si no se participa. Si se participa, cada uno en la medida de sus capacidades y habilidades, todo depende de nosotros mismos y no de otros.

 

Hay que seguir insistiendo, colaborando, contribuyendo por mejorar, es un deber de todo ciudadano. Debemos todos ser ciudadanos. Y debemos tener un plan concreto y un objetivo. Por ejemplo, en todos los puntos que mide el Índice de Percepción de Corrupción, hacer los cambios necesarios para que en la próxima medición se den novedades relevantes y no sea un déjà vu, con peligro a la baja.

[*] Adaptado de la presentación realizada por el Dr. Carlos Barsallo el 24 de enero de 2020, día de la publicación global del CPI2019, en el evento de lanzamiento del Índice llevado a cabo en la Universidad Santa María La Antigua, Salón Tomás Clavel.